ORIENTANDO QUE ES GERUNDIO

Sentirse desorientado es el primer paso hacia el crecimiento.
La vida es eso, un camino..
¿y quién no se pierde alguna vez?

domingo, 5 de diciembre de 2010

EL CUENTO COMO TERAPIA

El otro día tomando café con una amiga psiquiatra que trabaja con niños y adolescentes en la Unidad de Salud Mental de un hospital de Sevilla, me contaba que tenía ganas de hacerse con un buen número de cuentos para trabajar con sus pacientes:
-¿cuentos? dije
Y me acordé de uno de mis adolecentes más difíciles; un alumno de 13 años, qué llegó al departamento de mano de la Jefe de estudios porque ya no sabían qué hacer con él: agresiones, insultos, peleas con los compañeros, desafíos al profesorado y  una silla por la ventana fue lo que le envío de una manera casi precipitada a la puerta de mi despacho.
Muchos fueron los días, y los intentos de acercarme a él, de llegarle de alguna forma, de intentarle cambiar esa actitud hacia el centro, ese rictus en la cara de odio hacia todo el mundo…
A base de horas, y de conocernos intuí que había algo detrás, que Rubén, que así se llamaba, no solo tenía conductas desafiantes y negaitvistas, sino que además detrás de esa impasividad, se observaba una excesiva pero reprimida inquietud motora (fue capaz de ensartarme todo una caja de clips mientras leía, y a su vez su pie izquierdo no paraba de moverse) cuando leía se saltaba líneas, y su grafía era propia de un déficit atencional…

¿Será hiperactivo? Fue la primera vez que me acercaba al problema y empecé a investigar el trastorno, y descubrí como lo que le pasaba a Rubén era de libro, como los niños con TDAH que no han sido tratados, muchos de ellos caen en el conocido efecto bola de nieve:


 Y en este proceso de aprendizaje, di con un cuento que casualmente tenía su nombre: RUBÉN EL NIÑO HIPERACTIVO:



Se lo leí, y la respuesta fue casi mágica, se le cambió la expresión de la cara, cambió el tono de su voz y me llamó por primera vez por mi nombre dijo casi susurrándome:
-Marta, ¿Me lo puedo llevar a casa para enseñárselo a mis padres?
Desde ese día, la relación entre Rubén y yo cambió para siempre, y desde ese día creo en la fuerza de los cuentos como terapia.

1 comentario:

  1. Creo mucho en el valor de los cuentos, pero para todos. Mucho más para los niños con déficit de atención.
    No sé si recuerdas que yo empiezo cada día mis clases con 10-15 minutos de lectura. Les leo libros completos. Vuelvo a la antigua tradición. La literatura estaba pensada para ser leída en voz alta.
    La lectura introspectiva en solitario es algo relativamente nuevo; no tiene más de 200 años.
    A todos nos gusta que nos cuenten historias.
    El que usa la palabra actúa casi como un prestidigitador que embelesa. Quizá por eso Rubén cambió su actitud contigo.
    Un abarzo y felices fiestas.

    Ah! tu blog tampoco tiene desperdicio.

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